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Gracias a la formación en invierno de numerosas cascadas y a la existencia de glaciares y grandes paredes y campos de hielo, esta actividad se puede realizar en algunos de los más fríos meses del invierno.
Se practica especialmente en la cara norte de las montañas, en las cascadas o cursos de agua que se hielan en invierno,.
Esta actividad está especialmente reservada a especialistas en montaña o a aquellas personas que vayan acompañadas de un guía cualificado. Además de los riesgos comunes a toda escalada, esta variedad tiene la dificultad añadida de que el hielo puede tener una gran variedad de calidades y niveles de consistencia.
